De ausencia, dolor y cambio.
- Nohemí Fernanda

- 2 oct 2022
- 5 Min. de lectura
Perdón por lo que he sido, estoy descubriendo lo que quiero ser. - Nohemí.
Perder siempre significa ganar, leyó Elena cuando venía de regreso en el metro y miró por las ventanitas rayadas. ¡Qué mamada!, pensó. Llevaba meses sintiendo el vacío en el estómago, de esos que no te dejan dormir por las noches, que te invaden las ganas de llorar en el camión o en la junta de trabajo o simplemente cuando ves un comercial con la canción que ya te recordó a algo o a alguien.
Perder siempre significa eso, perder., pensaba molesta. La ausencia de algo que quieres o de algo que esperabas o de alguien, siempre provoca los peores sentimientos en el ser humano. Es lo que llevó a José José a terminar…pues como José José. Lo que llevo a Winehouse a las drogas, es lo que me llevó a mí a contemplar el suicidio, pero qué sería de mi Garritas., todos esos pensamientos se los repetía de camino a casa mientras caminaba por las calles de siempre y es que Elena era miserable. Al menos eso había escrito en su cuaderno de la universidad, con lettering que aprendió de un tutorial de tik tok, pero se leía Soy Miserable.
Su ahora ex novio la terminó hace dos meses, su familia estaba hundida en deudas, sus amigos se habían alejado y ella los había terminado de alejar aún más. Se gritaba todos los días en el espejo ¿qué chingados hay mal conmigo? Y pues entonces venían una lluvia de respuestas, era impulsiva, enojona, explosiva, agresiva, grosera y muchas veces hiriente. Al final, se miraba en el mismo espejo con asco y con lástima, sí,sí soy miserable, se respondía.
Digamos que la vida de Elena cambió mucho desde su ruptura y es que le había dado mucho peso a todo el esfuerzo que había dado por salvar su vínculo. Las terapias y las mil pláticas que tenía con todo el mundo, no fueron suficientes para no salir raspada de todo el desmadre. Al final, empezó a cometer la misma clase de errores que hace alguien inmaduro y con el corazón roto, embriagarse, llenarse de excesos y empezar a cuestionarse, ¿por qué nunca le funcionaba? Dejó de saber cómo seguir adelante con todo, ¿qué hacía antes de su relación? ¿qué le gustaba y qué quería hacer realmente con su vida?
La verdad es que cada vez la presión de solucionar la vida de mierda que llevaba, la llevó a cometer tonterías de las que se arrepentiría después. Todo tiene consecuencias y parecía que el torbellino estaba por empezar. Me cuestiono a veces ¿cómo podemos ser tan estúpidos e impulsivos con que, si se nos está acabando el mundo, terminamos por tirarlo? Elena no era la excepción, pero se refugiaba en que algo mejor estaba por llegar, en las lecturas de cartas que le hacían sus amigos.
Un día llegó a terapia más harta que nunca, pues había leído en el metro que Perder siempre significa ganar, empezó a contar cómo cada vez estaba más incómoda con la vida que llevaba, con sentirse miserable por todo y entonces empezó a hablar de sus pasiones, de lo que estaba recobrando el sentido y el curso. Pero no estaba dispuesta a perder más de lo que ya estaba perdido, entonces se aferró a quedarse con todo lo que le quedaba. Sus amigos, sus sentimientos, su dolor, su familia, las sonrisas que le provocaba las series de televisión, pero al final, se seguía sintiendo vacía e inconforme.
Conforme empezaron a pasar los días, se dio cuenta que no valía la pena seguir en esta vida siendo tan infeliz, entonces comenzó a pensar que estaba bien terminar con todo. Y no, no se iba a suicidar, empezó a observar todo, como se lo dijo su psicólogo en terapia, entonces empezó a anotar cada cosa de su vida que le causaba incomodidad y le causaban hastío.
No mames ca’ón, a este paso me voy a quedar sin nada, pensó un jueves. Pero empezó a ponerse límites en lo que no le gustaba y que sería más fácil terminar:
1. Deja de escribirle al ex solamente porque lo extrañas, esa persona ya no existe, sólo en tu cabeza.
2. Si algo te molesta tienes que expresarlo.
3. Si te molesta no hacer nada con tu vida, de menos lee o haz algo que guste para recobrar el gusto por algo.
4. Intenta dejar de escapar de tu propia mierda mental, tienes que desenredar la maraña que tienes en el cerebro.
Su lista parecía sencilla y ella misma fue quien decidió que todo se llevara a cabo de esa forma. Y no cumplió ni madres a lo largo de la semana. Le llamó a su ex hasta terminar hablando por correos en Gmail, siguió quedándose en lugares donde se incomodaba con tal de no perder a sus amigos, no leyó, no hizo nada que le gustara y empezó a hacer más ejercicio con tal de no pensar en toda la mierda que tenía en la cabeza.
Lloró hasta no poder más, lloró hasta que toda la jeta le había quedado como Rocky después de cualquier pelea. Entonces se dio cuenta que tenía que dejar de ceder por el miedo a perderlo todo. Volvió a ir a terapia y se decidió a dejar de lado lo más próximo, lo que le molestaba tenía que ser externado así fueran 1 millón de cosas.
Al final lo consiguió en su mayoría, nada más que en el proceso se peleó con sus amigos, se dio cuenta que en las prioridades de los demás no tenía que estar el entenderla y, sobre todo, se dio cuenta de que estaba acabando con todo lo que creyó que tenía y no le gustó la sensación de ausencia. Es que si me quedo sola simplemente no voy a poder.
Spoiler: Sí pudo. Se alejó de la gente que estaba poniendo cosas negativas en ella y entonces se hizo cargo de las que ella estaba aventando a los demás. La impulsividad la llevó a deshacerse de cosas buenas, el enojo le destruyó vínculos, pero el coraje la hizo encontrarse con lo bueno y lo malo en ella. Los errores no se reparan, se enfrentan y no se repiten. Es una pendejada pensar que de los errores se aprende, más bien se aprende de uno mismo.
Cuando encontré su cuaderno, leí:

SABER DE AMOR...
No tengo mayor certeza que lo que estoy viviendo.
Supongo que por eso saber o ser consciente de lo que pasa, me es más difícil.
Tenía la ilusión de poder querer sin dolencias, pero ¿Por qué el querer siempre implica dolor?
Además de ser un dolor voluntario, no elegimos a quiénes vamos a querer, pero elegimos querer de formas particulares.
No es sencillo entender cómo se da el amor de ningún tipo, hay amores congénitos, amores que se construyen con el tiempo y amores momentáneos.
La cínica aseveración exacta que puedo asimilar al día de hoy, es que el amor existe y el amor nos hace vulnerables, propensos a ser heridos. Al aparecer las heridas, no se obtiene rehabilitación.
Todos queremos ser amados y todos queremos amar ¿Te has puesto a pensar en lo difícil que es recuperarse del amor?
Desenamorarse es más como estar en síndrome de abstinencia. Las ansias van a ser más fuertes mientras no nos demos cuenta conscientemente de que somos los que poseemos la fuerza para acabar con todo lo que nos daña.
Para que al final, al igual que los adictos, obtenemos un título de: “Se desenamoró, pero es propenso a volver a enamorarse y con más intensidad que antes”.
El amor debería medirse como parábola. Podemos pasar cierto tiempo en el clímax, pero los orgasmos terminan y el amor, como la materia, se transforma.
Por ende, se entiende que el amor es materia, el amor no se destruye, cambia de forma y de color, pero siempre se queda ahí, aunque sea acompañado de otra emoción.
A veces es enojo, a veces es tristeza, es felicidad y al final, el amor es.
Y no podemos hacer más que ser con el amor.
Pero bueno, un día nos vamos a dar cuenta de lo pendejos que nos vemos creyendo saber que sabemos, cuando en realidad no sabemos, qué sabemos.




Comentarios